San Fermín y el Torico de Chiva
Hay algo en San Fermín que me recuerda al Torico de Chiva, creo existen muchos puntos en común entre nuestras fiestas. Así que aquí esta mi opinión, aunque quizás a mucha gente esta comparación les parezca una locura u otra cosa peor.
Creo conocer bastante bien las dos fiestas, he vivido el Torico desde que nací hace 38 años y he visitado Pamplona en San Fermín unas 10 u 11 veces, la última este pasado fin de semana.
Bueno pues empecemos, las dos fiestas giran alrededor del toro, por el que en las dos ciudades se siente veneración, bien es cierto que son toros distintos y maneras diferentes de correrlos, pero tanto en la capital de Navarra como en Chiva el toro es el centro de la fiesta. Tanto allí como aquí existen verdaderos especialistas en correr encierros o en llevar la cuerda.
Tanto San Fermín como el Torico de Chiva vienen de antiguo, de siglos de historia e incluso de prohibición.
En Pamplona las fiestas se inician con el Chupinazo el 6 de julio a las 12 de la mañana, en Chiva tenemos nuestro particular Chupinazo el día 15 de agosto a las 12 horas de la noche con nuestras Albaes. El día 7 de julio es la festividad de San Fermín patrón de Pamplona, en Chiva el 16 de agosto es la festividad de San Roque, que no es nuestro patrón pero se le quiere igual. Las dos fiestas tienen en común hacer los actos religiosos el primer día para el resto de días dedicarse a la parte más lúdica, más pagana, más festiva.
En las dos ciudades los toros salen a la calle tras una Diana, en Chiva de dulzaina y tamboril y en Pamplona de la Banda La Pamplonesa.
El almuerzo tras el encierro en Pamplona es sagrado y no digamos en Chiva, las cuadrillas se reúnen a comer, beber y bailar. Esos días se come y se bebe mucho y bien. En San Fermín la merienda en la plaza de toros, recuerda mucho a los típicos almuerzos chivanos, allí se manchan sobre todo de vino aquí ya sabéis vale casi todo. Existe también en ambas localidades devoción por el disfraz para estos actos, casi cualquier trapo vale, desde el más rudimentario al más elaborado.
La salida de las peñas pamplonicas de la plaza de toros nos recuerda al pasacalle chivano que acompaña desde los toriles a la plaza al dolçainer, la gente baila, salta, canta.
Incluso utilizan el término “ico” para finalizar muchas palabras igual que hacemos nosotros, allí también tienen muchos momenticos buenos.
El instrumento musical por excelencia de las fiestas de San Fermín es el txistu que acompaña casi todos los actos, en el Torico no puede faltar la dolçaina, no son de la misma familia pero ambos son instrumentos de viento.
Y aun hay más, en San Fermín se celebran 8 encierros y en el Torico de Chiva 8 carreras (dos los días tradicionales 17, 18 y 19 de agosto y dos más el día de la carrera especial).
Pero más allá de todas estas coincidencias, algunas de ellas reconozco algo rebuscadas, si es cierto que tanto en Pamplona como en Chiva esos días de fiesta se respira un ambiente especial, muy similar, marcado por un espíritu de amistad, de confraternidad que lo invade todo. La sociabilidad de ambas fiestas es total, la gente, tanto allí como aquí, abre las puestas de sus casas, comparte, convive, disfruta en plena armonía.
Las dos fiestas no han resistido los envites del tiempo solamente por su belleza y valor estético. El Torico y San Fermín existen en la actualidad porque son un acontecimiento cultural de primer orden. Forman parte de nuestra riqueza patrimonial, se han convertido en un atractivo testimonio del pasado de gran singularidad, constituyendo nuestra principal seña de identidad. Forman parte de la idiosincrasia de estas dos tierras.
El toro forma parte de todas nuestras manifestaciones culturales, de nuestra música, de nuestro folclore, de nuestra gastronomía. Y así tanto en Pamplona como en Chiva existe una fecha señalada que hace que todos los hijos del pueblo se reúnan alrededor de un festejo una vez al año, retornan los emigrantes y los ausentes. Como dice nuestro amigo Juan Carrión, estas fiestas son el máximo momento de convivencia pública, hermanan, aplazan o diluyen los conflictos, relegan al olvido los problemas o las miserias, y anulan las diferencias sociales.
Eso es todo, o casi todo, espero que alguien más que haya disfrutado de las dos fiestas me de su opinión.
Solo queda decir: ¡¡¡Viva San Fermín, Gora San Fermín!!!, ¡¡¡Viva el Torico de Chiva!!!